lunes, 7 de junio de 2010

El octavo día del mes de junio del año 2010


Nadie hubiera podido imaginar…
"Nadie hubiera creído a principios del siglo XXI que la actividad sindical estaba siendo observada desde los finitos centros de trabajo de la tierra.
Nadie habría podido soñar que estábamos siendo estudiados como se examinan bajo un microscopio los organismos en una gota de agua. Pocos hombres admitían, incluso, la posibilidad de que los trabajadores aún creyesen en la existencia de los sindicatos y mucho menos de los sindicalistas-liberados. Sin embargo, a través del ojo que todo lo ve, mentes infinitamente superiores a las nuestras, dirigían su codiciosa mirada hasta las sedes de los sindicatos.
Corría el año 2010, a principios del mes de junio, en una diminuta ciudad del Reino de España, en la vieja Europa, con infinita complacencia, los funcionarios iban de un lado a otro por la ciudad ocupándose de sus pequeños asuntos, seguros de su dominio sobre la materia. Tal vez los microbios que vemos al microscopio hacen lo mismo. Nadie pensó que los hombres más antiguos de la ciudad pudieran ser fuente de peligro para la humanidad. Sólo pensamos en ellos para desechar la idea de que pudieran albergar esperanza de vida alguna después de una vida dedicada al trabajo, cobrando las pensiones.
Es extraño recordar los hábitos mentales de aquellos días. Cuando mucho, los funcionarios se imaginaban que los Gobiernos Central y Autonómico les harían alcanzar el cielo de las retribuciones y del bienestar social supremo, dispuestos exclusivamente a recibir emisarios gubernamentales portadores de buenas noticias relacionadas con las jubilaciones anticipadas, mejoras salariales, reducción de jornada, etc., en la ensoñación de todas estas cosas se debían a la buena voluntad de los Gobiernos y al reconocimiento del buen hacer individual.
Pero a través de las enormes distancias terrenales, unas mentes que son a las nuestras como las nuestras a las de las bestias, unos intelectos vastos, fríos y crueles: los GOBIERNOS, desprestigiaban a los SINDICATOS a través de mensajes subliminales, con armas neurológicas. Lenta pero inexorablemente, fraguaron planes de destrucción masiva contra los SINDICATOS.
La confusión se apoderó de la población, incluso dentro de los SINDICATOS se interiorizaban los mensajes Gubernamentales. En tales circunstancias, a principios del mes junio del año 2010 se produjo la gran revelación: un liberado sindical, funcionario, en plena convocatoria de huelga general, decide irse de vacaciones al continente africano, en busca del agua de la vida eterna sin importarle un pimiento las consecuencias que su decisión iba a desencadenar.
Un ejército hostil de funcionarios cuyos cerebros habían sido reducidos por las armas de destrucción masiva Gubernamentales invade las sedes de los sindicatos de la pequeña ciudad Europea en naves extrañas dotadas de armas con tecnología secreta arrojando insultos, amenazas, medias verdades, mentiras, descrédito y escupitajos verdes de destrucción total a los pocos sindicalistas que habían sobrevivido a los ataques del Gobierno.
Los que sobrevivieron a las primeras andanadas del ejército de funcionarios encolerizados, tuvieron que huir a desiertos remotos y montañas lejanas donde sufrieron escarnio, incomprensión y hambruna.
Mientras tanto el liberado sindical, asalariado por el Gobierno, campaba a sus anchas por el continente africano buscando el agua de la eterna juventud. A través del la TV satélite podía observar como la huelga convocada para el día 8 de ese mes de junio de año 2010, era tomada por el ejército encolerizado de funcionarios que no podían entender la existencia de los sindicatos y de los sindicalistas, que llevan a la huelga a los trabajadores mientras ellos se partían el culo de la risa viendo a los Connochaetes taurinus, mamífero herbívoro de cabeza maciza con cuernos curvados hacia adentro, patas delgadas y cola larga y peluda. Largas barbas colgando bajo la garganta y el cuello. Sobre los hombros, una crin negra. “descojonarse” hasta morir en su intento de encontrar el agua “de la eterna juventud” en el Masai Mara.
Cuando ya todo estaba perdido, un estruendo aterrador precedido de una luz cegadora, acaparó la atención de todos los habitantes de la pequeña ciudad Europea. Tras el estruendo y la cegadora luz, en el firmamento, una gran pantalla de neutrones de sodio entrelazado con isótopos de iodo, anuncia que el Gobierno Central decretará una reforma laboral sin precedentes, dejando a la clase trabajadora abandonada al capricho de los empresarios. El cielo se oscureció. El silencio invadió la ciudad. Tras unas horas de incertidumbre, el viejo herrero de la calle del pez chocho, golpeó con energía el yunque a la vez que gritaba: “rescatad de los desiertos remotos y las montañas lejanas a los SINDICALISTAS desterrados. Ellos nos dirán que hemos de hacer”.
Días después una gran huelga multitudinaria como nunca se había visto, devolvió a los trabajadores los derechos adquiridos por los procesos de negociación colectiva con los SINDICATOS.
Los SINDICATOS, recuperaron la credibilidad.
Los FUNCIONARIOS hostiles fueron reducidos hasta que recobraron la cordura.
El liberado sindical de vacaciones en África, lejos de encontrar el agua de la eterna juventud, fue devorado por una hiena manchada (Crocuta crocuta), que fue hallada muerta tras la ingesta del SINDICALISTA esquirol.
Cospedal tuvo que retirar las declaraciones: “Si los sindicatos no os representan, que nadie se angustie, que por ellos, lo hará el PP”