miércoles, 18 de diciembre de 2019

UN AÑO DESPUÉS

Un año después…
Sí, ya ha transcurrido un año. Nadie hubiera podido imaginarlo y mucho menos yo.
Ahora mi edad ha cambiado. Tengo un año y un mes. Esta es mi nueva vida, puedo hacer lo que quiera, tengo otra vida por delante.
De momento comparo mi nueva vida con la anterior y detecto que estoy cometiendo los mismos errores que en la otra cometí.
Sin embargo, en esta, no necesito aprender a hablar ni a escribir ni a caminar ni a nada de esas cosas banales que todos tuvimos que pasar con mayor o menor esfuerzo.
Lo difícil está en saberse, en notarse, en quererse, en darse cuenta que no solo estás vivo, sino que estás viviendo. Yo de momento, vivo, pero no estoy viviendo aquello que debería, dadas las circunstancias de caducidad que la vida proporciona.
Hay cosas y personas de la otra vida, que añoro, y ya no están a mi alcance. Esta vida nueva debería estar desprovista de los años vividos y del recuerdo.
Hay tantas personas que no conocí, tantos lugares a los que no fui, tantos besos que no di..., todo ello tenía su momento, ahora es imposible e innecesario. Es como sacar el carnet de conducir a los 60 años o tratar de aprender un nuevo idioma con esa avanzada edad.
No obstante, un año y pico después de mi nuevo nacimiento, estoy aquí, si aquí en el mismo lugar que ocupaba, conformándome cada vez con menos, necesitando cada vez menos, deseando cada vez menos. Siendo menos. Unos dicen que menos, es más, y puede que tengan razón. En mi caso, menos es menos de cojones.
Es cierto que, en esta nueva versión de mí mismo, aprecio mejor los sabores, los olores, los colores, los sonidos. Los aprecio con más exactitud. Sin quererlo, las cosas se suceden como más meditadas, más referenciadas con mi nueva fecha de nacimiento. Todo adquiere un significado que antes no había, quizás por ello me he vuelto más sensible y más pétreo a la par. Algo inexplicable que hace que perciba los momentos vitales como un regalo, con su impresionante e imposible envoltura que vas desgarrando lentamente hasta llegar a encontrarte con su frágil contenido.
Aprecio del mismo grado las noches insomnes llenas de terribles y agotadoras pesadillas, que ese café reconstituyente de las mañanas o ese paseo entre ríos y arboledas con el sol de poniente, escuchando de cuando en cuando el canto de los jilgueros. Todo adquiere una nueva dimensión, un nuevo relieve. Necesitas que todo suceda con los cinco sentidos, que suceda rápido, que suceda todo.
Nacer de nuevo es una experiencia que, siendo poco recomendable, es a la vez una experiencia que todos deberíamos vivir. Nos hacer ser aparentemente mejores de lo que fuimos en la otra vida, desarrollamos ese sexto sentido que estaba latente y que apenas tuvimos ocasión de escucharle. Ese sentido que nos hace ser conscientes de lo que somos, lo que perdimos y, especialmente, a donde vamos.
Ahora pongo mi pensamiento en estas líneas, en una tarde aciaga, lluviosa y triste mientras escucho con atención los compases de la música de Pepe Lienhard Big Band - The Midnight Sun Will Never Set.



Entiendo que os pueda parecer una situación gris y sin aliciente alguno. Tenéis razón. Es como una pérdida de tiempo.
Pero queridos amigos y amigas, siento deciros que hagáis lo que hagáis, el tiempo se pierde inexorablemente. Lo importante es ser consciente de ello. Quiero decir, plenamente conscientes de ello. Cada tic tac cada latido, cada respiración, es única e irrepetible y por ello hay que disfrutarla al máximo.
Las personas que perdí y ya no volveré a ver jamás, viven en mi recuerdo cada día, Ahí las veo, las pienso, las hablo y las reprocho haberse ido, pero ese es nuestro destino, nuestro único destino verdadero y el más democrático, No distingue a ricos de pobres, a blancos de negros, a jóvenes de mayores…
La peor sensación, está en las personas que has perdido, pero siguen ahí al lado y sin embargo está menos accesibles que los que se fueron definitivamente. Cada día piensas como recuperarlas, aunque eres consciente que esa es una tarea imposible. Te dejas caer por las calles que frecuentaban con la esperanza de que un encuentro casual pueda resolver de golpe, aquello de lo que tú no eres capaz.
Dedicado especialmente a ti.