sábado, 25 de febrero de 2023

 COMO SE PUEDE SUPERAR EL AMOR NO CORRESPONDIDO

El amor no correspondido es una experiencia emocional muy común que puede ser muy dolorosa y difícil de manejar. A menudo, puede ser frustrante e incluso angustiante sentir amor por alguien que no siente lo mismo por nosotros.

 El amor no es algo que se pueda forzar o controlar. Cada persona tiene el derecho de elegir sus propios sentimientos y emociones, y no podemos obligar a alguien a amarnos o sentir lo mismo que nosotros, o sentirlo como nosotros.

Aunque es normal sentir tristeza y desilusión en una situación de amor no correspondido, también es importante recordar que no es el fin del mundo. Es posible superarlo con el tiempo y encontrar el amor y la felicidad en otra persona.

Además, también es importante considerar si el amor no correspondido es algo que podemos trabajar y superar a través de la comunicación y el trabajo en nosotros mismos.

 A veces, puede ser útil hablar con la otra persona y compartir nuestros sentimientos, o buscar la ayuda de un especialista para manejar nuestras emociones.

En definitiva, el amor no correspondido puede ser una experiencia emocionalmente difícil, pero no podemos controlar los sentimientos de otra persona. Lo más importante es centrarse en uno mismo y en encontrar la felicidad y el amor en otras áreas de la vida.

Al igual que el amor no correspondido, el desamor, es una experiencia emocionalmente difícil que puede causar dolor y tristeza. Puede ser muy impactante perder a alguien que amamos o darse cuenta de que alguien ya no siente lo mismo por nosotros.

debemos recordar que el desamor puede ser una buena oportunidad para crecer y aprender sobre nosotros mismos. Podemos aprender de nuestras experiencias pasadas y mejorar nuestra capacidad de amar y ser amados en el futuro.

Así pues, el desamor es una experiencia emocionalmente dolorosa y complicada, pero es posible superarlo y recuperarse con el tiempo.

Recapacitar sobre nuestra proyección sobre los demás, nuestra forma de querer y respetar otras formas de amar de aquéllos que nos regalan su amor, es la base fundamental del crecimiento personal. Es la base fundamental para comenzar a querernos a nosotros mismos.

Sin conocernos a fondo, nos echamos a la mar de los sentimientos, en la creencia que el amor romántico es único, universal y que todo lo puede, y con frecuencia nos damos unas ostias de pánico al descubrir que cada persona tiene una forma de amar, unas prioridades y unos sentimientos que pueden coincidir con los nuestros o quizás no.

Por eso, es necesario conocerse y quererse mucho a uno mismo, antes de lanzarse al amor y recibir espinas a cambio de rosas.

 

domingo, 19 de febrero de 2023

AHORA VIVIRÉ EN EL MAR

Que mala costumbre tiene a veces la vida. Obstinándose en llevarnos por caminos que ya hemos recorrido, o por otros que no deseamos recorrer.

A veces deseamos con todo nuestro intelecto llegar a tal o cual destino. Sabemos que la ruta a seguir no será fácil, pero con la ilusión y el empeño, vencemos cualquier inconveniente que se nos presente, por difícil que sea. Especialmente cuando somos jóvenes.

En ese camino que emprendemos hacia nuestras metas; el destino o la fortuna, suele gastarnos bromas pesadas, que hace que nos cuestionemos, si con nuestras capacidades, seremos aptos para alcanzar el objetivo.

Mientras eso ocurre, la vida avanza imparable. Los años pasan y no vemos la forma de conseguir aquello que anhelamos. De tal modo que nuestro objetivo a veces se disipa entre la densa niebla de todo lo que nos acecha cada día.

Quizás tengamos un error de concepto y la juventud no sea un período de la vida; puede que la juventud sea un estado de espíritu, un efecto de la voluntad, una cualidad de la imaginación, una intensidad emotiva, una victoria del valor sobre la timidez, del gusto de la aventura sobre el amor al confort.

El paso del tiempo nos revela otro “yo” muy diferente por fuera, pero idéntico por dentro. Que insensato el trato a la madurez, por una sociedad que descarta, humilla y abusa, sin percatarse que la esencia del ser que ahora muestra arrugas y algunas canas, es exactamente el mismo que fue, con sus objetivos y sus metas por cumplir, o cumplidas solo en parte.

Pacto de silencio de algunos para aquellos que, han dado mucho de si en el correr del tiempo y ahora les hacéis invisibles.

Estupidez del ser, que al ser joven no se da cuenta que la meta final es la misma.

Si fueras mujer y estuvieras a mi lado, quisiera que te nombre fuese Mar.

El mar no tiene caminos, el mar no tiene explicaciones.

Como diría Ernesto Guevara, para mí fue siempre el mar un confidente, un amigo que absorbe todo lo que le cuentan sin revelar jamás el secreto confiado y que da el mejor de los consejos: un ruido cuyo significado cada uno interpreta como puede.

Si fueras mujer y estuvieras al lado de mis circunstancias, serías MAR por los cuatro costados y yo barca a la deriva navegando hacia ninguna parte por tus aguas de miel.

En el mar la vida es diferente. No está hecha de horas, sino de momentos. Se vive según las corrientes, las mareas, siguiendo el sol.


jueves, 16 de febrero de 2023

 LA MEDIOCRIDAD NOS INVADE

Hay miles de personas que tienen tanto mérito, que cuando pienso en ello, me veo aún más pequeño e insignificante de lo que me observo habitualmente.

Me producen una sana envidia quienes son capaces de tocar un instrumento musical sin necesidad de ser virtuosos de la música, los que escriben prosa o poesía me fascinan, me maravilla leer unas rimas mientras pienso, ¿por qué no se me han ocurrido a mí?

Hay tanta creatividad oculta en el mundo que es difícil seleccionar cualquier obra de arte sin temor a equivocarte. La tecnología nos deja viajar a cualquier rincón del mundo, leer entre líneas una obra de arte sin repercusión de masas, quedarte absorto ante una pintura o una fotografía asombrosa.

Finalmente estoy empezando a pensar que solo los mediocres nos atrevemos a escribir unas letras y transformarlas en un podcast. Podcast que luego publicamos en la red, con la intención de que a alguien le guste lo que oye.

Por mi parte, no tengo confianza alguna en lo que hago. Simplemente en este momento de mi vida, hay algo que me empuja a contaros mis cuitas y aventuras. Sé que soy un inconsciente y sobre todo estoy seguro de que algunas de las personas que se animan a oír mis podcasts, podrían hacerlo muchísimo mejor que yo.

Por eso hoy, quería dedicar este espacio, a quienes valiendo infinitamente más que yo hagan el esfuerzo de trasladarnos sus experiencias, sus pensamientos, sus preocupaciones. Que no reserven para sí todo ese potencial, y compartan con todos nosotros su calidad humana y artística.

No hacerlo sería un dislate ya que nos daría mucho más protagonismo a los mediocres como yo, que tan solo queremos crecer y aprender de los que saben.

 Mientras tanto, desde mi mediocridad y con mis pocos recursos, seguiré intentando poner en orden mis pensamientos, mis experiencias y mis fantasías y compartirlas con vosotros, albergando la esperanza de que, con ello, podáis pasar un rato despejado de tormentas de noticias que asolan el mundo en los últimos tiempos.

Como diría Gibran, quisiera protegerme de la sabiduría que no llora, de la filosofía que no ríe y de la grandeza que no se inclina ante los niños.

Intento en mis podcasts, hablar para adultos como si fueseis niños, es decir, tener que hacer las cuentas con poca certeza y muchas incertidumbres.

Lo que nos salva, es no perder el lenguaje de la maravilla que perdura.

“Es como si durante el crecimiento perdiéramos la capacidad de dejarnos sorprender por el mundo.”

 

domingo, 12 de febrero de 2023

 

 LAS COSAS HA CAMBIADO Y MUCHO

Definitivamente el mundo y las cosas han cambiado. Han cambiado las costumbres, los modales, la educación. Han cambiado las expectativas y los roles. Ha cambiado todo, de tal manera lo ha hecho, que cada generación se ha distanciado tanto de la anterior, que cada poco tenemos que ir explicando y mostrando fotos de lo que fue.

En general, los cambios han sido generosos y nos han mostrado una vida emergente más cómoda y complaciente, a la vez que complicada y despiadada. Mas individualista y sin valores, pero con más conocimientos y menos fronteras.

Los más jóvenes pueden creer que aquello que les rodea, siempre fue así. Que las costumbres de hoy, los derechos y las leyes están ahí desde siempre. Sin embargo, una mirada atrás en una o dos generaciones (sus padres y sus abuelos) y enseguida se darán cuenta que nada era igual.

No siempre nos limpiamos los mocos con un trozo de papel. Aún conservo un puñado de pañuelos blancos de hilo, bordados a mano con la inicial de mi nombre. Pañuelos que mi madre me regalaba por los cumpleaños… Todos los niños llevábamos al colegio y al instituto un pañuelo, que a veces pasaba semanas en nuestro bolsillo sin usar…

En apenas unos años empezamos a usar los pañuelos de papel. Una marca de pañuelos devoró al producto. Clínex. Desde entonces hasta la actualidad, se sigue hablando de una marca para referirse a un producto. Pasaba igual con el Danone para referirse al yogourt, o con la casera para referirse a la gaseosa… y así con cientos de marcas para definir productos.

 Algunos habríamos deseado tener Clínex a los 12 años cuando cursábamos primero de bachillerato, cuando decíamos a los profesores de usted con mucho respeto, a veces inmerecido.

Recuerdo al profesor de religión, don Vicente. Iba al instituto con sotana y alza cuellos. Menudo déspota sin escrúpulos, discípulo de Torquemada.

Todas las aulas tenían una tarima, donde la mesa y la silla del profesor, cobraban más respeto si cabe. El cura, don Vicente, al llegar a clase se sentaba en la silla, se recostaba y ponía sus pies sobre la mesa, con las piernas cruzadas. Señalaba a cualquiera de la clase y sin mediar palabra, había que levantarse, sacar el pañuelo del bolsillo y limpiar el polvo de sus zapatos. ¿Conocíais humillación peor? Esto en un instituto público. Si no llevabas pañuelo o te negabas a usarlo, llamaban a tu padre (no a tu madre como ahora), y te caía la del pulpo.

El poder factico de la iglesia sigue ahí, intacto, a la espera, acechándonos y cada vez que se les presenta la ocasión, zás…

No dejemos que tanta infamia nos consuma.