Me
busco y no me encuentro
Sí, es cierto, nunca
estuve más perdido. Lo que significa, en mi caso, que debo estar al borde del
abismo.
Recordando lo que puedo recordar
de mi existencia, recuerdo mi vida como un cúmulo de episodios sucedidos fruto
de la casualidad, a veces no deseados y otras asumidos como vienen, como esos
cartones sobrantes del bingo, que las vendedoras anuncian “¿cómo vienen?” para
indicarte que van sueltos en la serie y que algunos de los números pueden estar
repetidos en uno y en otro.
Se ha ido esfumando la
vida, esa vida en la que deseé hacer cosas que no pude hacer, en la que añoré
sueños inalcanzables. Esa vida que me obligó a hacer miles de cosas que no codicié,
y, tuve que hacerlas una y otra vez. Pocas veces la existencia me dejó íntegramente
el poder de decisión, pocas veces lo hizo, pero cuando ello sucedió, recuerdo
haberme equivocado solemnemente. Me faltó raciocinio, me faltó mirarme al
ombligo. Pensé demasiado en los demás. Creo que renuncié (equivocadamente) a
tener vida propia y la dediqué en gran medida a los demás.
Otro error garrafal que
cometí, cuando la vida me dejó libre albedrío, fue no incluir a mis seres
queridos en ese “darme a los demás”. No quise mezclarlos en mi forma de pensar,
en mi ideología. Los dejé aparte para que estuviesen a salvo de mis decisiones,
de mis deyecciones. Ese fue uno de mis grandes errores a largo plazo. Hoy
recuerdo que me equivoqué y que mi error no se puede ya enmendar.
Se ha ido esfumando la
vida, sí. Y con ella, muchos recuerdos que inconscientemente hoy novelo para
poder resistir. A fin de cuentas, el recuerdo no es nada más que un deseo de
que las cosas hubieran sido de otro modo. Dicho de otra manera, el recuerdo de
lo vivido tiene tanto de aportación personal al cabo del tiempo, que en
ocasiones cuesta distinguir con exactitud cuál fue la experiencia vital y cuál
la aportación del deseo y del subconsciente.
Cierro los ojos, y en
la soledad de mi existencia, trato de dejarme llevar por el recuerdo de lo que
fue. Pero de inmediato, como si de la guardia pretoriana se tratase, salen en
defensa de mis recuerdos, los deseos del subconsciente y sin poder frenarlos,
me muestran una existencia, que ni de lejos se parece a la vivida por mí.
Acudo entonces a los
familiares y “amigos” que me quedan. Me intereso sobre cómo fue tal cosa o tal
otra (en la que yo debí estar involucrado) con la esperanza de que en su relato
haya un nexo con mi “recuerdo”. Tan sólo encuentro alguna coincidencia
genérica, pero en los detalles…, en los detalles se pierde el relato vital, se
pierde el recuerdo de lo “vivido y lo soñado”, en los detalles se desvanece mi
existencia.
Víctima de algún
largometraje americano, he llegado a pensar si realmente estoy vivo o soy
alguien que falleció hace mucho tiempo y no encuentra tampoco en “la otra vida”
un sitio para encajar su pieza del puzzle. Un lugar donde descansar, donde
alguien reconozca que viviste y que tu vida sirvió a alguien para algo. Un
lugar donde puedas mirarte al espejo sin lugar a equivocarte y poder decir, ese
soy yo. Sé que algo así es técnicamente imposible, pero no lo es para el
pensamiento, no lo es para el deseo y mucho menos lo es para la esperanza. En
esos conceptos, todo vale, todo es infinito, todo es posible.
Sí, me busco y no me
encuentro, no encuentro a aquél que “fui” y no encuentro a aquel que debo “ser”,
y menos ahora que la chamba me arrebató lo único que me hacía sentir libre, que
me hacía sentir vivo, que me hacía sentir pleno.
Me busco y solo
encuentro preguntas sin respuesta, personas cercanas que me animan, que me
dicen que mire a otro lado para no ver el abismo donde el azar nos tiene
guardado un lugar. Me busco y tan solo veo un lejano vestigio de lo que debí
ser. No puedo recordar con exactitud los lugares que visité, las personas que
conocí, los “marrones” que solucioné, las vidas que viví.
Sin embargo “recuerdo”
el daño que causé a las personas a las que amé, daño que originé mientras
buscaba la “libertad”. Libertad que aún no encontré.
Me busco, busco al que fui,
busco al que soy, pero solo encuentro al que en breve seré a causa del libre
albedrío, de la chiripa, de la desgracia, del "destino".
No hay comentarios:
Publicar un comentario