jueves, 4 de mayo de 2023

EL MAL DE OJO


 Hace no mucho tiempo, en un viaje relámpago que hice a Madrid, María del Mar, me tomo de la mano izquierda y me colocó en la muñeca una pulsera de color rojo, con un trenzado muy especial. Enseguida pensé que se trataba del típico regalo que se le hace a alguien, sin mayor transcendencia.

Antes de que mi diera tiempo a preguntar nada acerca del motivo del regalo, y de la propia pulsera, se adelantó y me dijo con voz muy solemne: No te la quites nunca, llévala contigo continuamente.

Confieso que tanto el rictus como sus palabras, me pusieron un poco en guardia, y, ante tal sentencia, le pregunté si al menos podría quitármela para ducharme. No, me dijo con una rotundidad que mi inquietud al respecto se iba acrecentando por momentos.

¡Qué extraño regalo se le puede hacer a una persona, pensaba yo mientras me ajustaba la pulsera en la muñeca, que no puedes volver a quitártelo nunca…!!!

No entendía nada de aquélla situación, así que le pregunté de que se trataba, porqué tanto misterio, porqué tanto ritual. Me dijo que se trataba de un amuleto para quitar el mal de ojo. ¿Os podéis imaginar? Yo ni tan siquiera sabía en qué consistía el mal de ojo, ni cómo puedes contraer semejante cosa.

En cuanto pude intenté informarme en qué consistía tal asunto. El mal de ojo es una creencia supersticiosa que atribuye a la mirada de algunas personas y a determinados actos o sentimientos negativos la capacidad de causar daño a otros. Es conocida desde la antigüedad y se halla extendida por casi todo el mundo, presentando unas características similares en todas las culturas.


Se estudia su concepción popular en nuestro entorno cultural; su historia desde Mesopotamia hasta la Edad Moderna; se describen algunos presuntos casos actuales; se valora la vigencia de esta creencia popular y se analizan diversas interpretaciones sobre el mal de ojo. Se propone considerar esta psicopatología popular como una entidad con personalidad propia no equiparable a otras entidades nosológicas.

No podía creer lo que estaba leyendo. Pude ver artículos científicos al respecto y cuanto más leía, más pensaba en aquélla extraña situación, a partir de la cual debería llevar mi “grillete” colocado en la muñeca, día y noche, para siempre… Una situación inquietante, incomoda, a la vez que paradójica, pues yo no creía una mierda en esas historias.

Finalmente, con la pulserita puesta, he intentado en varias ocasiones quitármela. Especialmente para el aseo personal, pero cuando voy a hacerlo, una fuerza extraña me lo impide.

Esta misma mañana, mientras tomábamos una cerveza y un aperitivo, la Rubia de Valencia, se quedó mirando fijamente mi “pulserita” y me dijo en un tono escalofriante. Llevas una pulsera de brujería en tu muñeca… ¿Te dedicas a la santería? Me interesé por su punto de vista sobre la pulsera, y, tras una larga exposición concluyó: NUNCA MÁS TE LA PODRÁS QUITAR DE LA MUÑECA O LO PAGARÁS CARO.

¿Os podéis imaginar lo que hice en ese momento con la pulsera verdad? ¿Qué habrías hecho vosotros en mi lugar?

Desde aquí le doy gracias a María del Mar por el regalo.

 

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