lunes, 17 de abril de 2023

 LA LUNA LLENA QUE PASA

La luna llena se alzaba en el cielo nocturno como un faro de plata, un foco de luz celestial que iluminaba todo cuanto se encontraba a su alcance. Su resplandor iluminaba la oscuridad de la noche y convertía el mundo en un lugar mágico y misterioso.

Contemplar la luna llena era para mí una práctica habitual. Cada vez que aparecía en el cielo nocturno, me detenía a observarla con asombro y admiración. La belleza de su luz plateada me atraía de forma irresistible, y me dejaba atrapado en un trance hipnótico.

Al mirar la luna llena, sentía que todo el peso de mis preocupaciones desaparecía, y mi mente se inundaba de una sensación de paz y tranquilidad. Era como si la luna fuera un faro que me guiaba hacia la calma y la serenidad, un faro que me invitaba a dejar atrás todas mis preocupaciones y a centrarme en el momento presente.

En ocasiones, me sentía como si la luna llena fuera un espejo de mi propia alma, reflejando todas las emociones y sentimientos que se agitaban en mi interior. Su brillo  parecía susurrar palabras de aliento, invitándome a seguir adelante y a no perder nunca la esperanza.

Recuerdo una noche en particular en la que me encontraba en un lugar aislado, rodeado por la naturaleza. El cielo estaba despejado y la luna llena brillaba con una fuerza deslumbrante, iluminando todo a su alrededor con un aura mágica.

Me senté en una roca y cerré los ojos, dejando que la luz de la luna llena me invadiera por completo. Poco a poco, fui perdiendo la noción del tiempo y del espacio, y me adentré en un mundo de ensueño.

Allí, en la quietud de la noche, me encontré con mi yo interior, con la parte de mí que estaba más allá de los problemas cotidianos y las preocupaciones mundanas. Me di cuenta de que la luna llena era un símbolo de esta conexión interna, una luz que me permitía encontrar la paz y la armonía que tanto ansiaba.

Con los ojos aún cerrados, empecé a recitar un poema que había escrito hacía tiempo sobre la luna llena. Mientras lo recitaba, sentí que las palabras adquirían vida propia, como si fueran las piezas de un rompecabezas que se ensamblaban perfectamente en mi mente.

"La luna llena, faro de plata en la noche, ilumina el camino hacia la paz y la serenidad, mientras sus rayos acarician el alma, calmando la mente y curando las heridas del corazón.

La luna llena, un espejo de la propia alma, reflejando los anhelos y las emociones que laten en el interior, mostrando el camino hacia la felicidad, guiando hacia la luz del espíritu y la liberación del temor.

La luna llena, un faro de esperanza en la oscuridad, una guía que nos muestra el camino hacia el amor y la verdad, una presencia divina que nos invade y nos llena de paz. ¿y vosotros, miráis la luna?


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario