sábado, 14 de enero de 2023

LA GRIETA

Me llamó repentinamente la atención. Me quedé observando un buen rato, y su velocidad era extremadamente lenta, cosa poco común.

Su color y su tamaño me indicaban que algo fuera de lo habitual la había llevado hasta mí casa. Me acerqué, todo lo que pude, ella permanecía inmóvil.

Supuse que era una estrategia para hacerme creer que era inofensiva o que estaba ya sin vida. Tal como hacen los ratones en ocasiones, en presencia de un gato cazador

Tomé una aguja de calceta y con cierto canguelo, la toqué suavemente, Nada no reaccionaba. Entonces le di un toque más enérgico y lentamente comenzó a caminar.

No podía creer lo que estaban viendo mis ojos se trataba de una araña Macrothele calpeiana, vulgarmente llamada araña toro. Es una araña de gran tamaño, de color negro. Acojona cuando la ves. No es frecuente encontrarla en viviendas y además es una especie protegida, con lo cual, nada de coger la zapatilla.

La seguí con la vista durante un largo rato. De pronto se paró ante una gran grieta en la pared. La grieta que se había formado años atrás y que siempre me propuse arreglar.

 La grieta era el lugar preferido donde descansaban mis ojos mientras mi cerebro meditaba y pensaba en miles de cosas. Solía mirarla fijamente durante horas y prometí taparla mil veces mil.

Los expertos en grietas no se ponían de acuerdo en cuál sería el remedio más eficaz y duradero para anular la grieta en la pared. Unos apostaban por el aguaplast masilla, otros, por el aguaplast fibra, algunos decían que lo mejor era agrandar la grieta, ponerle una venda y sobre ésta, una buena capa de aguaplast. Hubo quién me aconsejó derribar el tabique y hacerlo nuevo ya que su teoría era que, si la grieta era estructural, por mucho empeño que pusiera en taparla, volvería a salir.

La puta grieta que nunca cerré, se comportaba como esas heridas del corazón que tanto tardan en cicatrizar y que, en ocasiones, después de haberse cerrado, una chispa de no sé qué, las vuelve a abrir, mostrándose más grande y más sangrienta si cabe, que cuando se produjo su cuchillada mortal.

A fin de cuentas, para qué tapar la grieta, si gracias a ella me han venido tantos y tantos pensamientos y recuerdos, incluso este podcast que estáis oyendo, no solo lleva su nombre sino también su autoría. La tengo muy vista, pero nos hacemos compañía, nos miramos durante horas, nos pensamos y además le ha servido de refugio provisional a la araña toro, que jamás hubiera visto de no ser por la grieta en la que se refugió

 

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